SOBRE LA IDENTIDAD ENCERRADA. UNA OBRA DE JOSÉ RUFINO

Es nuestra intención ir dando cuenta de algunos de los envíos que recibimos*. En esta ocasión queremos dedicarle una entrada a un artista brasileño: José Rufino (cuyo currículo impresiona a cualquiera y que podéis ver con detalle en su página oficial: http://www.joserufino.com/). Nuestra intención es modesta y eminentemente pedagógica. Se trata de contribuir a saber mirar a nuestro alumnado, dentro de nuestras posibilidades y limitaciones.

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En el envío de Rufino lo primero que llama la atención es encontrarse ante una obra de arte que ha viajado miles de kilómetros y que conserva pese a todos los avatares, la esencia de la misma. Esto es común en el mail art, pero en el caso del brasileño, el peso, la textura, la obra en su conjunto hace que el espectador, el que tiene su obra entre las manos, sienta en su piel una sensación única e indescriptible: nos encontramos ante una obra de arte, sin duda. Es imposible demostrar esto con una imagen, pero aquí la tenéis.


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Ahora se trata de discernir el sentido para el espectador. Si nos fijamos, la obra, sobre un fondo ligeramente amarillento, mustio e incluso, bajo mi punto de vista, taciturno, es una especie de malla, de cárcel en el que se repite una palabra sobre fondo gris. ENCERRADO. En el centro de la composición está la clave. A primera vista, el espectador parece contemplar una lengua. Una lengua encerrada que parece querer expresar el lema de nuestra convocatoria: Libertad de expresión. En su caso, como un homenaje a ese Derecho Universal tan vulnerable. Tan acosado por lo todo ese laberinto que se empeña en encerrar y mitigar la posibilidad que se ejerza sin cortapisas. De ahí el título que aparece en la zona de los datos de la postal: REBELLIUM 3.

Sin embargo, si nos adentramos con detalle en la imagen central descubrimos una nueva imagen o intención.

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Lo que se aprecia es una especie de huella dactilar. Y entonces todo se transfigura. Por lo que sabemos, las huellas dactilares son únicas:  la presión que sufra el feto por otras partes de su cuerpo, los golpecitos contra el vientre de la madre, su posición o incluso la presión sanguínea, pueden llegar a condicionar también nuestras huellas dactilares. Por eso son marcas que nos diferencian del resto. ¿De quién será esa huella, por tanto? 

Probablemente sea del autor. Es lo más sensato pensarlo así. Y entonces la obra nos permite analizar sus circunstancias, imaginar la lucha entre sus decisiones personales y la lucha por la libertad de expresión. Podemos imaginar que el autor ha querido participar en nuestra Convocatoria porque necesita mostrar al mundo su mundo interior, sus circunstancias personales. Sin embargo, esa huella es arquetipo de cualquier otra huella. Cualquier espectador puede identificarse con esa marca, porque de algún modo muchos de nosotros estamos encerrados en un laberinto que no nos deja espacio para ser lo que verdaderamente queremos ser. La libertad de expresión, usarla pese a las circunstancias, pese al sufrimiento que puede conllevar defenderla allí dónde te encierran por hacerlo, es una cuestión personal, pero que define y diferencia a las personas auténticas y que son capaces de defender los Derechos Humanos cuando realmente se pone en juego la propia identidad personal.

El arte, el mail art nos brinda la posibilidad de luchar por la dignidad de las personas, por sus derechos. Y en la rebelión de esta obra de José Rufino, uno encuentra fuerzas para seguir luchando, desde las escuelas, por la libertad de expresión.


Como comprenderá cualquier lector de este blog, hacerlo con todos resulta inviable para una sola persona e incluso difícil para un equipo completo que se dedicara a ello. 

Para saber más de este artista: http://www.joserufino.com/

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